#24 Miel (Hosie)

POV Josie

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Aún recuerdo cuando la conocí, tenía un vestido blanco con algunos girasoles, desde ese día el amarillo se convirtió en mi color favorito, porque me recordaba a ella.

Su sonrisa tímida cuando me dijo "Hola" después de que nos presentaron, fue tan contagiosa que no pude evitar sonreír, desde ese día fuimos inseparables.

Al principio yo no entendía qué me pasaba, algunas veces solo me quedaba observándola, como si fuera la obra de arte más hermosa de este mundo, escuchar su risa era una melodía exquisita y un día me encontré deseando besar esos labios que me hacían enloquecer.

Aprovecho que aún está dormida para admirar su belleza, su cabello rojizo está esparcido por la almohada, dejó cuidadosamente unas caricias por su piel, dibujó algunos patrones hasta que por accidente escribo "Te amo".

De la impresión paró en seguida, pienso en lo que acabo de hacer, entendía que me gustaba y con el pasar de los años me estaba enamorando de ella, pero ser consciente de que la amaba era una situación que me aterrorizaba y al mismo tiempo me hacía feliz, quiero compartir una vida con Hope sin importar qué papel obtenga en ella.

—¿Por qué te detienes? —reclamó Hope con su voz ronca, lo cual provocó una sonrisa en mi rostro y que mi corazón latiera de prisa por la magnífica imagen que tengo de ella, apenas podía abrir sus ojos, pero sus intentos la hacían ver adorable.

—Estaba pensando en lo que haríamos hoy. —Intenté decirlo con seguridad, no quería que supiera que le estaba mintiendo, pero ella me conoce tan bien que no lo logre.

Entrecierra sus ojos, me mira por unos segundos y después sonríe como si nada hubiera pasado. Suelto un suspiro porque ella me dio una ruta de escape, pero tal salida tenía un costo, el cual seguramente pagaría más tarde.

Mi celular empieza a sonar por toda la habitación de Hope, me volteo para tomar el aparato de la mesa de noche. En la pantalla hay varios mensajes de mi hermana, al parecer logró cubrirme, pero ya no lo puede hacer por más tiempo, mi madre está a punto de subir a mi habitación.

—Me tengo que ir. —Dejé un beso en su mejilla y fui directamente hacia su balcón para saltar hacia el mío.

Apenas puede meterme en la cama antes de que mi mamá abriera la puerta, nos miramos por unos segundos hasta que su vista dio a parar hacia la casa de al lado, donde está Hope saludándola.

—Sabes que, si hacen sus pijamadas, puedes entrar por la puerta como una persona normal, ¿verdad Josette Olivia Saltzman?

—Pensé que estaba castigada.

—Y lo estás, no debes golpear a las personas.

Agacho la cabeza para mostrar un poco de arrepentimiento, aunque no lo sienta. En ese momento no pensé, solo actué por el enojo que me estaba invadiendo, al escuchar a ese chico hablar de esa forma.

—Jo, me estaba defendiendo, no la culpes por cuidarme. —La intervención de Hope con esa sonrisa de inocencia me estaba matando.

—Sé que son amigas y se cuidan una a la otra, pero niñas, ya lo hemos hablado, la violencia no es la respuesta.

El silencio invadió por un momento mi habitación, mi madre me hizo una señal para que bajara a desayunar y nos dejó una vez más a solas a Hope y a mí.

—Me debes una, chica problemática.

Sin que pudiera evitarlo la risa salió de mí, nunca me metía en problemas, ese era trabajo de Lizzie, pero cualquier cosa que implique lastimar a Hope nace un instinto de protección que no puedo controlar.

—Tal vez después de mi castigo pueda compensarte. —Me levanto de la cama para acercarme lo más que puedo a ella.

—Más te vale, Josette Olivia Saltzman.

—No es divertido, Hope. —No me gustaba que usarán mi nombre completo, se sentía como si me estuvieran regañando, pero ella tenía una forma de decirlo que no me resultaba totalmente molesto.

A Hope no le importo mi gesto de falso enojo, siguió su rutina de las mañanas. La perdí de vista cuando ella entró a su baño y tal acción es un respiro para mí. Sé que no debería sentir nada por ella, es mi mejor amiga, pero guardarlo tampoco es la mejor respuesta.

Me apartó de ese balcón y tomó mi pequeña libreta, oculta en uno de mis cajones del escritorio, con tan solo abrirla encuentro palabras sin ningún sentido, pasó las páginas y ahí está la canción que traerá un cambio después de que Hope la escuché.

Solo recordar esos ojos tan azules como el mar, sus gestos cuando está alegre o enojada me hace pensar que desde pequeña estaba enamorada de ella, pero era una niña que no conocía el sentimiento, lo había visto en una infinidad de historias e incluso con mis padres, pero no era lo mismo leerlo u observarlo a vivirlo de primera mano.

Mientras repaso la letra en mi cabeza, un golpeteo me hace buscar el origen del ruido. —¿Hoy es el día? —pregunta Lizzie, ella estaba recargada en el marco de la puerta mirándome con intriga al verme con la libreta donde están todas mis canciones.

—¿Crees que todo salga bien?

—Hope no te ve como una amiga, Josie. —Disminuye la distancia que hay entre las dos y me abraza, su calidez me da confianza, aunque sea solo por poco tiempo—. Ustedes se comportan como pareja, solo falta que lo formalicen.

—Gracias.

—De nada, soy la hermana mayor debo ser la voz de la razón.

Le arrojó la almohada que tengo más cerca de mí por su arranque de egocentrismo. —Solo eres la mayor por unos minutos —digo mientras observo que fue capaz de esquivar mi proyectil.

Lizzie se ríe, sus ojos azules brillan de felicidad y eso me hace pensar que soy afortunada por tenerla, tal vez siempre fuimos tres de lugar de dos, pero ella siempre me apoyó cuando lo necesite.

—Niñas bajen, que se hace tarde. —Escuchar la voz de mi padre, hizo que abriera los ojos de par en par, yo aún seguía en pijama y debía vestirme para la escuela.

Arreglarme con tiempo limitado no era lo mío, apenas si pude tomar una tostada para comérmela en el camino, pero ser hija del director debería tener una ventaja.

En todo el día no fui capaz de concentrarme en las clases, solo pensaba en la carta que le había dado a Lizzie para que se la entregará a Hope después de que saliéramos de la escuela.

En medio de la clase siento que alguien toma mi mano hasta que nuestros dedos se entrelazan, giro mi cabeza hacia mi compañera de asiento, Hope me regala una sonrisa que solo me transmite calma y es lo único que necesito para que mi atención se aleje de mi confesión de ese día.

Mi hipnosis es destruida cuando la campana suena, reaccionó lo más rápido que puedo, guardo mis cosas y salgo corriendo del salón sin darle ninguna explicación, necesitaba tiempo para llegar antes que ella, al lugar donde planeo decirle lo que siento.

Tomó un atajo para llegar a casa, aprovechó que nuestros padres no están para colarme en su patio con todo lo que necesitaré, solo esperaba que la pequeña búsqueda del tesoro fuera suficiente para retrasarla.

Cuando llegó mi hermana apenas tenía la mitad de mi plan, ella me ayudó a colocar las telas para hacer más íntimo el patio de la parte de atrás de la casa de Hope.

Las luces eran cálidas, las fotos de nosotras que colgaban de los hilos me hacían recordar cada momento que viví a su lado, Hope es con quién quiero estar y a quien quiero besar por el resto de mi vida.

El tiempo pasa poco a poco, los nervios me consumen ante su tardanza, el cielo empieza a perder claridad y la luna quiere hacer acto de presencia.

Lizzie al ver la hora, me da una señal de ánimo y se pierde detrás de la cerca blanca que separa nuestros patios.

No sé cuánto tiempo pasa, pero cuando Hope aparece enfrente de mí con un hermoso vestido blanco con algunos detalles en amarillo, unas flores y cada una de las cartas que le hice, mi corazón está como loco.

Me acerco a ella, hasta que puedo sentir sus manos, están frías, pero no me importa. Me inclino un poco para alcanzar un suéter que tenía para ella, pensé que no iba a tardar tanto, pero quise evitar que el clima arruinara mis planes, paso mis manos por sus hombros en un intento para hacer que entre en calor.

—Te ves hermosa. —No puedo evitar mirarla, ella es como un faro que me atrae fácilmente, incluso en una habitación repleta de personas siempre la encuentro.

—Tus cartas... —Mordió su labio con nerviosismo, pero en su mirada podía percibir un poco de anhelo—. Tus cartas sugieren algo, pero quiero escucharte decirlo.

—Tienes razón "Tú eres el pincel que pinta mi papel, tú llenas de color mi vida" dice muy poco de lo que siento por ti.

Ella ríe por mi intento de hacer más ligero el ambiente, me da un pequeño golpe en mi hombro y esa es mi señal para la siguiente parte de mi plan.

Con timidez tomó su meñique y la guío hacia el banco que estaba detrás de mí, le hago una señal para que se siente. Miró por última vez a la que hago llamar mi mejor amiga y retrocedo unos pasos.

—Llevamos doce años de conocernos y me da miedo que lo que diga a continuación cambie nuestra relación para peor. —Suelto el aire que contiene mis pulmones lentamente, hasta que ya no siento mi cuerpo por los nervios—. No soy buena expresando lo que siento, pero cantar siempre lo hace más fácil.

Mientras tomo el ukelele, me preparo para ese futuro misterioso. La canción empieza con un ritmo rápido casi igualando mis latidos. —Contigo me siento bien, eres como te soñé, así que ven y quédate en mi vida —cante sin dejar de verla a los ojos, era mi única oportunidad y no quería perderme su reacción. —Tú eres mi otra mitad y ya te encontré.

Repito un par de veces el coro y a veces dejo que la melodía alegre inunde nuestros sentidos. —Tú eres con quién quiero estar, tú a quien quiero yo besar. —Me acercó a Hope acompañada del ritmo rápido de la canción, camino alrededor de ella, amando cada parte que me da—. Esa sonrisa me mata, esa mirada me atrapa, me encanta esa boquita, la quiero yo besar.

Poco a poco voy haciendo que la canción se alenté, con cautela eliminó la distancia que hay entre nuestros rostros, sus mejillas están de un hermoso color rosa. —Me gustas, Hope —susurro con temor de que está burbuja que cree se rompa con cualquier movimiento que haga.

Ella permanece en silencio, el cual se vuelve una tortura. Después de un tiempo sin respuesta, asiento con resignación y retrocedo un poco, pero ella me detiene de la mejor forma.

Sus labios son tan dulces que los puedo comparar con la miel. Al principio es un movimiento tímido, pero que demuestra todo lo que sentimos, colocó mis manos en su cintura, aún en mi cabeza existe la posibilidad de que sea un sueño y tocar su piel me regresa al mundo real.

Cuando nos separamos, dejo pequeños besos en sus labios, la envuelvo entre mis brazos, mi corazón va tan rápido que existe una posibilidad de que Hope lo pueda sentir.

—También me gustas, Josie. —Su voz cerca de mi oído provoca un escalofrío por todo mi cuerpo, pero la felicidad es lo que lo domina al final.

—¿Me permites poderte decir mi novia?

—Si, eso me gustaría mucho.

Intento besarla una vez más, de alguna forma me volví adicta a ellos. Sonrió en mitad del beso al escuchar que a nuestro alrededor alguien está haciendo alboroto con nuestros nombres.

—¡Te dije que diría que sí! —grita Lizzie desde la ventana de su habitación, al parecer tenía asiento de primera fila en mi confesión.

—Ya era hora, no podía seguir soportando, Josie estoy, Josie aquello.

—¡Papá! —Hope escondió su cabeza en mi pecho, ninguna de las dos contaba que nuestras familias estuvieran presentes.

Tenía miedo de saber cuál era la reacción del señor Mikaelson, pero la curiosidad pudo conmigo, levanté mi cabeza hasta que pude ver a aquel hombre pelirrojo asomándose por el balcón de su estudio de arte. Él parecía contento, pero cuando nuestras miradas chocaron su semblante cambió a uno más intimidante.

—Más te vale que la cuides.

—Con mi vida —conteste con determinación, haría todo lo que estuviera en mis manos para que Hope fuera feliz y ahora que tengo la posibilidad de compartir una vida llamándola mi chica, no pienso desaprovecharla.

—¡Papá!

—¿Qué? No importa que la conozca hace años, debo proteger a mi pequeña lobita.

Sus palabras me hacen pensar en un futuro, tal vez yo sea igual con nuestros hijos, esperando que encuentren a esa persona que con solo verla les haga sonreír, que alegre sus días malos con tan solo su presencia, que los enloquezcan con tan solo un beso, porque eso es lo que yo vivo con Hope.

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