#E02 Mi día favorito

 


POV Hope

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Veo como lentamente la nieve cae sobre el patio de mi casa, espero y espero a que ella llegue, mientras un copo de nieve cae lentamente, me sumerjo en el pasado, especialmente en el momento en que la conocí.

Fue hace más de un año cuando creía que el amor no era para mí, tome decisiones que hicieron que abandonara cualquier intención de salir con alguien.

Era un sábado como cualquier otro, di un paseo por el parque más cercano para que mi perro pudiera estirar las patas, pero él tenía otros planes.

En cuanto pisó el pasto salió disparado tomándome completamente desprevenida, intenté seguirlo, pero fue demasiado tarde, él ya había hecho un desastre, aunque si soy sincera, fue lo mejor que me pudo haber pasado.

Con sus patas cubiertas de lodo, ensucio a una linda chica de ojos cafés, pero de alguna forma ella no le dio importancia a las manchas que habían en su vestido azul, acariciaba con entusiasmo a Conan, un husky que parecía que nunca se le acabaría la batería.

Con timidez me acerqué a ella para alejar a mi perro, solo que ella parecía muy contenta y no pude evitar contemplar su magnífica risa.

Después de un intercambio de palabras, un pequeño paseo y miles de disculpas por lo que había hecho Conan, descubrí que tal vez tendría más oportunidades de verla en aquel parque que no estaba tan lejos de su casa.

El sonido de la puerta de un carro siendo cerrada me sacó de mis recuerdos y a través de la ventana pude verla, cubierta de pies a cabeza con una infinidad de prendas que la protegían del frío. Siempre me reía de ella porque en invierno parecía un oso, pero uno muy abrazable y adorable.

Sin importar las futuras burlas de mi familia, tomé mi abrigo y salí para poder ayudarla con las cosas que trajo para la cena de navidad, la primera que pasaremos juntas.

Saludo cortésmente a su madre, intercambió algunas palabras con su melliza y dejó que su padre me diera unos golpes en el hombro en forma de saludo antes de que se adentren en la casa de mis padres con las cosas que habían traído.

Me paro a unos centímetros de ella, sin borrar la sonrisa que siempre aparece con su presencia. —Hola. —Tomo con timidez su mano entrelazando nuestros dedos.

Su forma de saludarme fue un rápido beso en mis labios, con ese simple gesto pude sentir la diferencia de temperatura que tenían nuestros cuerpos.

Por un arranque de alegría, la abracé con toda la fuerza que tenía, logrando que ella se riera por los pasos descoordinados que dábamos hacia atrás.

De un momento a otro sentí como era empujada haciendo que cayéramos directamente en la nieve. A nuestro lado estaba Conan mirándonos y saltando con alegría por todos lados, causando que en la nieve se marcaran sus huellas.

—Creo que debemos de entrar —dijo Josie, mientras se acomodaba su gorro de lana.

Me levanté como pude, le brindé mi mano para poder ayudar a mi novia. Cuando estuvimos completamente de pie, tome del collar a Conan para poderlo meter en el interior de la casa, esperando que si quería estar en la nieve se quedará en el patio de atrás.

Apenas entramos en la casa, se escucharon las risas de nuestras familias, mis tías y la mamá de Josie estaban platicando en la sala, mientras mi mamá y el padre de Josie estaban intentando que la cena no se quemara.

Gracias a la calefacción de la casa, Josie se pudo deshacer de tantos abrigos. Tomé su mano y la dirigí a uno de los sillones desocupados, nos sentamos sin decir ni una palabra, observando como nuestras familias interactúan con armonía.

Era tan gratificante tener a Josie junto a mí, no éramos la pareja perfecta, muchas veces peleábamos por cosas absurdas, pero al final sabíamos que teníamos una conexión que no queríamos perder.

Después de sentarnos todos en la gran mesa que mis padres tenían para nuestra familia numerosa, cenamos mientras mi tío Kol contaba algunas de sus travesías que vivió por el mundo acompañado de su esposa Davina, cada vez que a mi tío se le olvidaba algún detalle ahí estaba ella para recordárselo.

A veces escuchaba como Lizzie la hermana de Josie intercambiaban algunos consejos de moda con mi tía Rebekah y mi tío Marcel solo sonreía ante cada palabra de emoción de su esposa.

Hace unos meses estaba asustada de que mi caótica familia no iba a congeniar con la de Josie, pero fue una agradable sorpresa ver que estaba equivocada.

Al finalizar la cena, los más pequeños fueron llevados a las habitaciones de arriba para que durmieran, Conan se quedó en el pasillo resguardando sus sueños y descansando después de que entretuvo a tres pequeños.

Antes de colocarme a un lado de Josie, mi tío Elijah fue muy astuto como para llevársela y sentarla a un lado de él, enfrente de un piano antiguo que mi padre había colocado en la sala especialmente para él.

Desde que mi tío escuchó que a Josie le gustaba la música y que sabía tocar una variedad de instrumentos se convirtió en su persona favorita, porque nadie de nuestra familia compartía la misma pasión que él tenía con la música.

El ambiente se llenó de una tenue melodía que poco a poco empezaba a tomar ritmo, logrando que los adultos tomaran a su pareja y empezaran a bailar.

Mientras la miraba desde lejos, sentí que algo bueno había hecho para que hoy ella estuviera aquí, descubrió lo bonito que había en cada cicatriz que tenía y no me hizo sentir que debía arreglarme.

Un par de canciones después me acerqué hasta donde ella estaba y la invité a bailar. Mi tío al ver la indecisión de Josie asintió con la cabeza para darle entender que estaba bien que lo dejara solo.

Coloque mi mano en su cintura, mientras ella dejaba caer sus brazos alrededor de mi cuello y la mire como una tonta enamorada. —Cada día es mi día favorito desde que te conocí. —Le dije sin temor a revelar mis sentimientos.

—Aún recuerdo ese día, eras la chica más hermosa que había visto, no me mirabas a los ojos, estabas apenada por lo que había hecho Conan, pero fue el desastre más bonito que me pudo pasar en la vida. —Con su pulgar acarició mi mejilla, bailábamos a nuestro propio ritmo sin importarnos nuestro alrededor—. Desde hace un tiempo me he dado cuenta de que no me importa donde este, si esta tú, sé que ese es mi lugar.

Ante sus palabras, eliminé el espacio que había entre nosotras, sus labios tan suaves tenían un sabor en particular; a caramelo y sal, que lograba alterar mis sentidos.

Por unos minutos más seguimos bailando hasta que me acordé de algo que le quería dar, lleve mi mano hacia uno de mis bolsillos del pantalón y saque una pequeña cajita.

Lo abrí, viendo lo que había en el interior, un collar de plata, una reliquia familiar que solo se da cuando estamos seguros de que encontramos a nuestra alma gemela.

Gire la cajita para que Josie viera su regalo de navidad. —He pensado en un sinfín de posibilidades y en cada una llegó a la conclusión de que no sé qué habría hecho si no te hubiera conocido.

Tal vez Josie no sabía el significado de mi regalo, pero los ojos curiosos que estaban a nuestro alrededor tenían una sonrisa en sus rostros, porque concordaban ante mi decisión, en especial mi padre que levantó su copa en celebración.

Josie lo acaricia con sus dedos como si tuviera temor de romperlo, lo sacó de la caja y me coloco detrás de ella, deslizó su cabello a un lado para poner el collar alrededor de su cuello.

—Creo que tuvimos la misma idea —comentó Josie, en cuanto estuve enfrente de ella. Camino hacia el árbol de navidad, se agachó para tomar una caja con envoltura de hombres de nieve.

Cuando la decoración desapareció, me encontré con una caja rectangular de terciopelo negro, en su interior había un par de pulseras, tomo una de ellas, observando que tenía un grabado “H y J 05/10/2034” Era la fecha en que nos habíamos conocido.

Josie tomó una de ellas y la colocó en mi muñeca, hice lo mismo con la que faltaba, era un pequeño ritual que hicimos en silencio, pero que volvió una fecha especial aún más especial.


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