#20 See the light (Parte 2) (Hosie)

➜ Parte 1

POV Hope

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El frío me consume, lo que me hace buscar mi fuente de calor favorita, palmo la cama esperando encontrarla, pero ella no está.

La angustia me consume, me incorporo tan rápido que cuando abro los ojos me siento un poco miríada y la luz del sol me hace cerrarlos de nuevo.

Miró la habitación, la misma que por muchas noches fue solo mía y en este momento no lo dudaría, si no fuera por sus cosas que están en su mesa de noche. Por un impulso me levanto de la cama, observó el armario y su ropa está ahí, la tranquilidad golpea mi cuerpo, permitiendo que el aire de mis pulmones salga.

Aunque han pasado varios meses desde que regresó, aún temo que se vaya de nuevo. No sé si hice bien en perdonarla, en especial cuando todavía no confío plenamente en ella.

"Pero se esfuerza" me dice una vocecita en el fondo de mi cabeza, quisiera que eso fuera suficiente para alejar esa inseguridad que nació de su partida.

Por un momento, me pierdo en el silencio que invade la casa hasta que escucho ligeras risas. La curiosidad me gana y bajó las escaleras para saber el motivo de tanto alboroto.

Josie tiene un panqueque en su rostro, apenas puede ver a través de los agujeros que hizo para simular una carita feliz, pero Oli está riendo por las tonterías de su madre y eso en cierta forma aleja las dudas que tenía.

—El monstruo panqueque te va a comer. —Con su mano libre, Josie intenta hacerle cosquillas a nuestro hijo, mientras él hace todo lo posible para alejarse de ella.

Cuando se cansa, le deja castos besos por todo el rostro y la risa de Oli retumba en las paredes de la casa. Esa imagen me hace doler el corazón de felicidad, era todo lo que deseaba cuando me enteré de que él estaba creciendo en mi vientre.

Antes de que me pudiera acercar, Josie levantó su cabeza y sus ojos marrones me veían con tanta adoración que sentía que estoy en un sueño.

Con timidez, disminuyó la distancia que hay entre las dos hasta que ella me envuelve entre sus brazos, siento como deja un beso en mi cabeza y eso me hace sentir como si estuviera en mi hogar; tranquila, feliz y protegida.

—¿Cómo dormiste? —pregunta Josie mientras deja unas caricias en mi espalda.

—Me despertó que no estuvieras a mi lado.

—Esa es culpa del pequeño lobito. —Se inclina un poco hacia nuestro hijo para despeinar su cabello, Oli intentó alejar las manos de su madre y cuando lo logró, llevó sus manitas hacia su cabeza para arreglar el desastre que hizo Josie—. Apenas se levantó ya tenía hambre y tú te veías tan tranquila que no quise molestarte.

Salgo de mi escondite para observar su rostro, su sonrisa es radiante, sus ojos son hipnotizantes. Me pongo de puntitas para poder alcanzar sus labios, es un ligero toque, en especial porque Oli hace unos ruidos exagerados cuando nos ve besándonos.

Josie y Oli ríen, lo cual me hace sentir que todo está donde debería estar.

La mañana se pasa tan rápido que apenas me doy cuenta cuando me tomo un respiro, la florería está tranquila, Josie entra y sale, acomodando la nueva mercancía que nos llegó hoy.

Apenas acabaron de guardar las flores, le decimos adiós a Stefan y al local lo invade un silencio que no es incómodo. Josie camina hacia mí, coloca sus manos en mi cintura, aprovecha la música que sale de la radio para balancearnos de un lado a otro suavemente.

—Te amo, Hope, eres lo mejor que me ha pasado. —Su aliento choca contra mi piel y genera una sensación agradable que recorre mi cuerpo—. Solo tú me podías dar algo tan hermoso como Oli.

Sus labios encuentran los míos, pero a veces cuando la beso lo hago como si fuera la última vez que lo haré, es un pensamiento que inconscientemente llega a mí.

Seguimos bailando por un par de minutos más hasta que Josie se detiene, se hincó enfrente de mí y me enseñó una cajita negra que tenía en los bolsillos de sus pantalones. —Sé que he causado amargos recuerdos y puedo ver el miedo en tus ojos por creer que me iré de nuevo, pero no es así, Amor, te lo prometo. —Sus palabras me dejan sin aliento, no pensaba que lo había notado—. Entiendo que estar casadas no es una garantía para ti, pero quiero que tengamos un reinició, nuevos recuerdos que se alejen de la tontería que hice.

En cuanto abre la caja, llevo mis manos hacia mi boca, sin saber qué decir o qué hacer.

—¿Te casarías de nuevo conmigo? Con esta tonta que solo quiere demostrarte que se arrepiente y que te ama.

Recorro su rostro sin poder creer lo que está pasando, su propuesta es lo último que esperaba de ella.

Pienso en esos días en donde me quedaba parada detrás de esa ventana, anhelando que regresará y solo podía sentir el frío que en esa casa había.

Recuerdo esa mañana en que no pude parar mis lágrimas, ella se había ido antes de que amaneciera, por un tiempo ella se volvió una desconocida.

El amor es una cosa tan aterradora, pensé que no iba a volver a caer e intenté distanciarme de ella y que nuestra única interacción fuera nuestro hijo, pero Josie entendía cómo llegar a mi corazón.

Me agachó hasta estar a su altura, veo como empieza a dudar por mí silenció. La abrazo y su olor me lleva a estos últimos meses donde Josie ha dado todo de ella para qué la perdoné.

—No es necesario…

La interrumpo al colocar un dedo en sus labios. —Sí —contestó segura de seguir a mi corazón, por algo no pude divorciarme de ella, aunque tenía todos los medios para hacerlo.

Las semanas que siguieron después de su propuesta eran un caos, en el momento en que se enteraron mis tíos, Mystic Falls ya no era un pueblo tan seguro.

Mi tía Rebekah estaba un poco resentida con Josie, lo podía notar en cómo la miraba y en algunos comentarios que la metían en problemas. De cierta forma agradecí que Lizzie pudiera distraerla para evitar un desastre.

Con los demás miembros de mi familia no era muy diferente su trato hacia Josie, eran cordiales, pero al ver que Josie nos amaba, la tensión fue disminuyendo.

Nunca pensé que me volvería a casar, pero los nervios que habían en mí se multiplicaron en comparación a la primera vez que me vestí de blanco.

Ver mi reflejo en ese espejo, me hace apreciar el hermoso vestido que tengo puesto, mi cabello rojizo hace contraste con lo blanco que es, los detalles en oro le dan un porte elegante.

—¿Nerviosa? —pregunta mi tía Freya, mientras acomoda un mechón que se salió de su lugar.

—¿Crees que hago lo correcto?

—Si lo haces por amor, entonces sí.

Asiento ante su respuesta, la medito por un tiempo y al final sonrió porque lo único que siento por Josie, es amor. Tal vez siga teniendo miedo, pero ya no existe una razón para que se aleje de mí.

El sonido de la puerta siendo abierta, interrumpe nuestra conversación. Mi tío Kol se asoma con una sonrisa en su rostro. —Te ves preciosa. —Se acerca a mí y me da un abrazo acogedor. Él se veía muy elegante con ese traje que se amoldaba perfectamente a él—. ¿Estás lista? Porque es momento de irnos, igual si quieres huir también me prestó para eso.

Sonrió ante su propuesta, pero la rechazó al seguir queriendo un futuro con Josie y Oliver.

El momento en que hiciera mi gran entrada por ese pasillo en el patio de la gran mansión Mikaelson llegó. Sería una ceremonia sencilla con todos nuestros allegados.

Josie estaba parada a un lado de la ministro, al verme su sonrisa creció. En esta ocasión ella decidió llevar un traje blanco, dijo que la que merecía la atención está ocasión debería ser yo.

Sabía que solo estábamos renovando nuestros votos, pero al caminar acompañada del brazo de mi tío Kol, me hizo disfrutar la ocasión.

Cuando le contamos a Oliver sobre que nos volveríamos a casar, él gritó de felicidad, de alguna forma se le metió en la cabeza que quería ser el niño de los anillos y de las flores.

Se veía tan adorable en ese trajecito blanco casi igual al de su madre, caminaba con alegría por todo el pasillo, disfrutando de la atención que todos los presentes tenían en él.

Entrelazar mis dedos con los de Josie mientras escuchaba la ceremonia hizo que el tiempo apenas fuera considerado.

Me sorprendí cuando Oliver me mostró los anillos, había pensado en que usaríamos los viejos. Mire con interrogación a Josie y ella solo se encogió de hombros, tomó el que me pertenecía, lo deslizó en mi dedo anular, mientras prometía amarme y cuidarme hasta el último de nuestros días.

Durante la fiesta, hicimos nuestro baile de pareja, pero esta vez no éramos dos en la ecuación. Oli se encargó de que ese momento fuera mejor que los anteriores que había tenido con Josie.

Con la siguiente canción, algunos se acercaron para acompañarnos, Lizzie se acercó a nosotras para invitar a Oli a que sea su acompañante en esa pieza, de la emoción mi pequeño lobito salto a los brazos de su tía favorita, dejándonos a Josie y a mí disfrutar la imagen que nos regalaban.

—Cada día agradezco que me dieras está segunda oportunidad, sé que…

La interrumpí con un beso, ya no quería escuchar más disculpas de su parte, ahora quería tener un nuevo inicio con ella y mi hijo a mi lado, sin rencores, ni miedos.

—Te amo, Josie y eso es lo que importa.

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